El título de la fabulosa novela de la escritora sevillana Elisa Victoria me va como anillo al dedo para introducir un tema que siempre me ha fascinado. Pero antes, escuchad esta canción de mi adorado Johnny Cash:

Qué voz tan grave, qué presencia, qué señorío. Ahora escuchad esta otra tonada:

La primera canción la interpreta en 1968, cuando tenía 36 años. La segunda, «God’s gonna cut you down» la grabó en 2002, cuando ya pasaba los 70. La diferencia en la voz es notable, ¿verdad? Incluso podría parecer otra persona. La voz se percibe un poco más cambiada aún en «Hurt«. Estas dos canciones, que cuentan con la producción sublime de Rick Rubin, las grabó unos meses antes de morir.

Lo mismo podemos observar en otros vocalistas que se han dedicado a la música durante toda su vida, desde su juventud hasta su vejez: Etta James, Dolly Parton, Mick Jagger, Raphael, Tina Turner, Tony Bennet, Wanda Jackson, Paul McCartney, Lola Flores, Ozzy Osbourne, Camilo Sesto, Chavela Vargas… Hay cientos de ejemplos que podemos enumerar. Si escuchamos las voces de sus primeras grabaciones y de las más actuales (o las que realizaron en sus últimos años de carrera), notaremos cómo su voz es mucho más grave.

Pero esto no les ocurre solo a las grandes estrellas de la canción. Si tienes la suerte (o la desgracia) de haberte grabado cuando eras más joven y escuchas tu voz de entonces, a nada que hayan pasado 10, 15 o 20 años, notarás el cambio respecto a tu voz actual. Pero, ¿por qué nos cambia la voz a medida qué envejecemos? Este fenómeno está relacionado con ciertos cambios que ocurren en la laringe cuando nos acercamos irremediablemente a edades avanzadas.

La laringe: donde ocurre la magia

La laringe es nuestra caja de resonancia. Se trata de un órgano formado por un hueso llamado hioides, varios cartílagos, músculos y mucosa, que está implicada en la producción de la voz. Está localizada entre la base de la lengua y la tráquea, el conducto que va hasta los pulmones.

Ilustración que representa la laringe, estructura situada en la parte anterior de nuestra garganta: aquí ocurre la magia (Fuente)

Dentro de la laringe nos encontramos con las cuerdas vocales. Lejos de tener aspecto de cuerdas, son dos pliegues membranosos (bandas de tejido muscular) situados uno enfrente del otro. Entre ellos queda un espacio llamado glotis. Sin entrar mucho en detalle, cuando el aire sube desde los pulmones y atraviesa la glotis, las cuerdas vocales vibran y generan sonido: ahí se escuchará nuestra voz.

Ilustración de las cuerdas vocales tomada del libro Anatomía de Gray (de Grey no, de Gray) (Fuente)

Que algunas personas tengan un tipo de voz y otras otro, más grave o más agudo, está relacionado con el tamaño de la laringe y sus elementos (incluidas las cuerdas vocales y los músculos), la composición de dichos elementos a nivel celular y molecular, la respiración, la forma de la cavidad buconasal (pensad en cómo nos cambia la voz si tenemos la nariz congestionada por un resfriado) o las hormonas, que influyen en algunas de las cosas que acabamos de mencionar.

A medida que nos hacemos mayores la composición de nuestro cuerpo cambia. Por ejemplo, producimos menos melanina, por eso nuestro cabello se vuelve cano. También fabricamos menos colágeno, una proteína esencial para dar firmeza a la piel, el pelo, los músculos, los ligamentos o los huesos. La laringe tiene músculos, ligamentos y huesos, por lo tanto, si disminuye nuestro colágeno estos elementos se deteriorarán, afectando a nuestra voz. Otra proteína que disminuye con la edad es la elastina, que como su propio nombre indica da elasticidad a nuestros tejidos. La pérdida de elasticidad afecta en gran medida a nuestras cuerdas vocales, compuestas principalmente por tejido muscular. Los cambios hormonales también tienen un efecto en nuestro aparato fonador. Recientemente, la UNED publicó un metaanálisis, es decir, una revisión extensa de la literatura científica disponible hasta la fecha sobre el tema, que concluía que la voz de las mujeres baja un semitono una vez pasada la menopausia. A la larga, esto puede repercutir en la vida laboral de aquellas mujeres que trabajan con la voz, como políticas, periodistas, cantantes, locutoras, actrices o abogadas.

Como veis, nuestro aspecto exterior cambia al envejecer pero también lo hace nuestra voz, y ambas transiciones están interconectadas entre sí. Para cerrar este artículo os dejo con la espectacular actuación de la reina Dolly Parton en la 37ª ceremonia de la Rock & Roll Hall of Fame, que tuvo lugar el año pasado. Al parecer quienes deciden la incorporación de los artistas en la famosa lista tuvieron a bien incluirla tras más de seis décadas de carrera musical. Como si no se hubiera ya ganado el puesto hace unos cuantos añitos… En fin, que Jolene sigue sonando igual de bella de boca de Dolly a sus 76 que a sus 28. Que la disfrutéis.

Deja un comentario

Crea una web o blog en WordPress.com

Descubre más desde El blog de divulgación científica de Estíbaliz Urarte

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo