Entre julio y noviembre de 1936, se arrojaron los cuerpos sin vida de ciento cuatro personas a una fosa común en el Monte de la Pedraja, en Burgos. En 2010, la fosa fue desenterrada a petición de una agrupación de familiares de las víctimas y entre los huesos se encontraron varias decenas de cerebros momificados y un corazón.
Así comienza el último relato que me publicaron en Principia Magazine hace unos cuantos meses, pero que aún no había tenido tiempo de compartir por aquí. En una escapada a Burgos en la que pude visitar los yacimientos de Atapuerca y el Museo de la Evolución Humana (ya os lo conté aquí), también conocí la historia de las fosas de la Guerra Civil del monte de La Pedraja gracias a un concierto de Maria Arnal i Marcel Bagés. Cuarenta y cinco cerebros y un corazón momificados y rescatados del olvido. La climatología, la bioquímica y la edafología se aliaron con la justicia y nos trajeron esta sobrecogedora historia de memoria histórica preservada.
Espero que este relato os remueva una décima parte de lo que me removió a mí la visita a La Pedraja. Podéis leerlo aquí.
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