Así a priori no parece que ciencia y moda vayan muy de la mano, ¿verdad? Supongo que después de años de leer El Lamonatorio aún no os habéis dado cuenta de que todo, absolutamente todo lo que nos rodea, tiene que ver con la ciencia. Y la moda, ese vaivén de gustos, tendencias, prendas, accesorios, marcas y materiales, no va a ser la excepción.

Imaginaos por ejemplo la tecnología que hay en los trajes de los astronautas. Los materiales tienen que ser ignífugos, flexibles, resistir a temperaturas de 120º C al sol y de -100º C a la sombra, poder absorber y dispersar el calor corporal, proteger de la radiación ultravioleta, de los minimeteoritos y además, depurar el CO2. Para que los trajes espaciales hayan llegado a ser altamente seguros se han necesitado décadas de investigación e innovación y hasta una colaboración con la empresa Playtex — sí sí, la de los sujetadores —. Neil Armstrong, Valentina Tereshkova o Mae Jamison tienen que dar gracias a la pericia de las costureras y a la innovación en moda y materiales por haberles acompañado en sus asombrosos viajes.

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Test de presión sobre le traje de Alan Shepard, primer estadounidense que fue al espacio (Fuente)

Y hablando de materiales, hasta la aparición de los polímeros sintéticos como el nailon o la licra el ser humano extraía fibras de las plantas que tenía a mano — algodón, cáñamo, lino, yute — o de animales — lana de oveja, alpaca o cabra, seda — para elaborar su vestimenta. La extracción de dichos materiales naturales hasta su procesamiento para conseguir un tejido implicó un largo proceso de observación, hipótesis, ensayo/error, I +D… La ciencia de la moda es tan antigua como la propia moda.

Una de las prendas que mejor ilustran cómo la ciencia revolucionó nuestra manera de vestir son las medias de nailon. Salieron al mercado en 1940 en Estados Unidos y en 4 días las mujeres compraron 5 millones de pares — ¡64 millones el primer año!

Imágenes de las primeras medias de nailon, fabricadas en Estados Unidos (1940)
La revolución comienza por las piernas (Fuente)

El inventor de este material fue el químico Wallace Carothers, que cuando lo desarrolló 5 años antes no se podía imaginar que iba a acabar empleándose para cubrir las piernas de millones de mujeres de todo el mundo. Hasta entonces las medias eran de seda, hilo o viscosa, no eran elásticas, se rompían con mucha facilidad y las mujeres las remendaban a menudo. Preguntad a vuestras abuelas. En los 70 se añadió la licra, inventada por la empresa química estadounidense DuPont, que les daba mucha más flexibilidad. La licra también se conoce como elastano o spandex y, si miráis las etiquetas, veréis que forma parte de muchas de las prendas de vuestro armario. La química os viste, coleguis.

Jane Fonda

Con el paso de las décadas las ventas de medias de nailon han ido bajando drásticamente, probablemente porque a las mujeres cada vez les importa menos enseñar sus piernas. Yo apuesto a que en un futuro inmediato dejarán de venderse por completo, porque imaginaos, si todas comenzamos a llevar las uñas como Rosalía o Badgyal, o la ciencia inventa un material ultra-resistente o no vamos a ganar para medias. Quizá podrían plantearse fabricarlas con el mismo componente con el que elaboran los trajes espaciales. Seguro que al capitalismo se le ocurre algo.

Si el estilo choni te fascina, no puedes perderte el fenómeno dancehall de Bad Gyal
Con estas uñas no vamos a ganar para medias (Fuente)

Artículo publicado en El Lamonatorio para El Mono revista cultural (El Mono #78)

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*Fuente de la imagen destacada

 

 

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